En aquellos momentos del año en que se registra una mayor humedad, sobre todo en verano, el ambiente suele verse invadido por insectos como moscas y mosquitos, que provocan picaduras e incluso pueden ser agentes de diversas enfermedades.

Una de las formas más comunes para combatirlos es la aplicación de repelentes, pero al hacerlo deben adoptarse ciertos cuidados para que de ello no se deriven daños a la salud, sobre todo a aquellos individuos más vulnerables como niños, ancianos o personas con enfermedades respiratorias.

 

  •  Mantenerlos siempre fuera del alcance de los niños.
  • Usar repelentes acordes a la edad de los niños. Antes de utilizarlos, sobre todo en el caso de bebés menores de seis meses, es conveniente consultar al médico a fin de que indique la cantidad a ser aplicada, la frecuencia e inclusive la forma recomendable (crema, gel, etc.).

 

  • Evitar la aplicación de repelentes químicos cerca de los ojos, nariz, boca y, sobre todo en el caso de niños pequeños, también en las manos. Es necesario ayudar al niño en la aplicación del repelente.

 

  • Evitar la aplicación excesiva y reiterada, y lavar diariamente la piel tratada con agua y jabón. No acostarse con repelentes sobre la piel. Lavar la ropa tratada antes de volver a usarla. No repetir aplicaciones con productos que han causado reacciones en la piel.

 

  • Luego de haber manipulado un repelente, no tocar alimentos sin haberse lavado previamente las manos.

 

  • Siga las instrucciones contenidas en la etiqueta del producto.

 

Más información sobre el uso del repelente en el siguiente enlace:
Fuente: FEMEBA
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